No parece Córdoba la ciudad más adecuada para comer en un restaurante de autor, pero allá que fuimos, a Choco, a ver lo que propone Kisko García.
Se sitúa en un barrio obrero, alejado del centro, ¿merecerá la pena la visita?
-Pan calentito, aceite de oliva extra de Córdoba y encurtidos (en la foto los encurtidos, buenos aceite y pan, muy correcto el plato)
-Albur a la lata (me encantó que eligieran este pescado para nuestro menú, ¡qué textura!, una absoluta delicia, le acompañaba un caldo de salmorejo asado)

-Homenaje a las tres culturas (buen postre, refrescante)
-Diversiones dulces (petit fours, bastante logradas)
Para finalizar, un buen café.
La cuenta final ascendió a los 64 € por persona.
El servicio fue muy cercano, muy amable. Estábamos solos y el jefe de sala supo hacer que nos sintiéramos a gusto.
He de decir que he comido mejor por ese dinero, eso está claro. Pero también que ésta fue una comida muy agradable, muchas preparaciones interesantes, alguna nota altísima y otras no tanto. En conjunto, notable.
La gastronomía cordobesa tiene en este local un gran exponente, platos clásicos revisados, acertadas incorporaciones y saber hacer. Quizá haya margen de mejora, pero ya se debe conocer.
Se sitúa en un barrio obrero, alejado del centro, ¿merecerá la pena la visita?
La sala es acogedora, con un bonito cuadro presidiéndola.
Mesas bien vestidas y buenas copas.
Mesas bien vestidas y buenas copas.
Se ofrecen carta y dos menús. Escogimos el largo, a 45 € pero sin cubierto ni IVA, lo cual no es de recibo.
En el apartado de vinos, carta no muy larga, pero sí nutrida. Me quedé con el PQ Primicia 2009 (D.O. Ribera del Guadiana) por no encontrar un tinto andaluz que me apeteciera. Debo decir que me gustó este vino, me sorprendió, femenino, frutal, exótico, amable. Con el postre, solicité un vino dulce y me pusieron un PX Alvear 1927 (D.O. Montilla-Moriles), muy adecuado, y que fue gentileza de la casa.
En el apartado de vinos, carta no muy larga, pero sí nutrida. Me quedé con el PQ Primicia 2009 (D.O. Ribera del Guadiana) por no encontrar un tinto andaluz que me apeteciera. Debo decir que me gustó este vino, me sorprendió, femenino, frutal, exótico, amable. Con el postre, solicité un vino dulce y me pusieron un PX Alvear 1927 (D.O. Montilla-Moriles), muy adecuado, y que fue gentileza de la casa.
Comimos:

-Picadillo cordobés, anguila y agua de tomate (revisión de un clásico bien ejecutada, sabores orientales, agradable)
-Ostra ibérica (realmente exquisita, buen producto y buena mano)
-Sardinillas amontilladas, salmorejo y pan cateto (clásicos revisados otra vez, buena combinación)
-Galleta de maíz y queso de Sierra Morena (la gran sorpresa de la comida, exquisita)
-Ropa vieja en la vega del Guadalquivir (muy curioso en su presentación, pero no tan logrado como otros)
-Arroz de perol, verduritas y caracoles (muy sabroso, muy conseguido, gran arroz)

-Pluma ibérica con espárragos aliñados (con una costra estupenda y un punto sensacional, otro acierto)
-Platillo de quesos y contrastes (algo mejorable el afinado, nubes y claros)

-Homenaje a las tres culturas (buen postre, refrescante)

-Diversiones dulces (petit fours, bastante logradas)
Para finalizar, un buen café.
La cuenta final ascendió a los 64 € por persona.
El servicio fue muy cercano, muy amable. Estábamos solos y el jefe de sala supo hacer que nos sintiéramos a gusto.
He de decir que he comido mejor por ese dinero, eso está claro. Pero también que ésta fue una comida muy agradable, muchas preparaciones interesantes, alguna nota altísima y otras no tanto. En conjunto, notable.
La gastronomía cordobesa tiene en este local un gran exponente, platos clásicos revisados, acertadas incorporaciones y saber hacer. Quizá haya margen de mejora, pero ya se debe conocer.
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