Me apeteció esta brasería para una cena en Narbona.
El local es una casa baja reconvertida, con una decoración en ese sentido. La parrilla y el mostrador de carnes presiden la sala.
Mesas desnudas, servilletas de papel y copas pésimas.
La carta es amplia y ofrece opciones informales con la carne como protagonista. En lo enológico, vinos de la zona a precios comedidos. Opté por Le Soleilla Petit Mars 2015 (La Clape A.O.C.), que me gustó bastante.
Cenamos:
-Ensalada de mollejas de pato (con una rica vinagreta de mostaza, muy agradable, únicamente añadiré que apareció un trozo de la parte dura de la molleja que debería haber sido eliminado en cocina)
-Foie gras casero (sabroso y de buena textura, haría falta un mejor pan)
-Magret de pato (de calidad y servido en un punto extraordinario)
-Patatas fritas (deliciosas, incluidas en el precio de los platos principales y servidas con excepcional generosidad)
-Steak tartare (sin aliñar, como se estila en estos sitios, a la carne le faltaba algo de fuerza y no había salsa Perrins en el aliño, pero lo cierto es que resultó muy correcto)
El personal estuvo muy amable y atento.
Pagamos 29 € por persona.
Las presentaciones son propias de este tipo de sitios, lo sé, pero parecen realmente de otro tiempo. En cambio, los sabores y el ambiente tienen total vigencia. Con eso me quedo.
Es un negocio sin pretensiones, pero en el que hacen bien las cosas. Producto digno, buenas maneras y mejor trato.
Si estuviera más cerca de mi casa iría con frecuencia, creo que es lo mejor que se puede decir de un sitio de este tipo.
El local es una casa baja reconvertida, con una decoración en ese sentido. La parrilla y el mostrador de carnes presiden la sala.
Mesas desnudas, servilletas de papel y copas pésimas.
La carta es amplia y ofrece opciones informales con la carne como protagonista. En lo enológico, vinos de la zona a precios comedidos. Opté por Le Soleilla Petit Mars 2015 (La Clape A.O.C.), que me gustó bastante.
Cenamos:
-Ensalada de mollejas de pato (con una rica vinagreta de mostaza, muy agradable, únicamente añadiré que apareció un trozo de la parte dura de la molleja que debería haber sido eliminado en cocina)
-Foie gras casero (sabroso y de buena textura, haría falta un mejor pan)
-Magret de pato (de calidad y servido en un punto extraordinario)
-Patatas fritas (deliciosas, incluidas en el precio de los platos principales y servidas con excepcional generosidad)
-Steak tartare (sin aliñar, como se estila en estos sitios, a la carne le faltaba algo de fuerza y no había salsa Perrins en el aliño, pero lo cierto es que resultó muy correcto)
El personal estuvo muy amable y atento.
Pagamos 29 € por persona.
Las presentaciones son propias de este tipo de sitios, lo sé, pero parecen realmente de otro tiempo. En cambio, los sabores y el ambiente tienen total vigencia. Con eso me quedo.
Es un negocio sin pretensiones, pero en el que hacen bien las cosas. Producto digno, buenas maneras y mejor trato.
Si estuviera más cerca de mi casa iría con frecuencia, creo que es lo mejor que se puede decir de un sitio de este tipo.
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