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Noi, Madrid

Demasiado tiempo sin ir a un buen italiano, pero por fin Noi.

Sala bonita, amplia y acogedora. Azulejos rojos y terciopelo.

Mesas bien vestidas y copas adecuadas.

La carta ofrece cocina italiana con importantes dosis de creatividad y singularidad. Existe un menú degustación (58 €), por el que me decanté. Se ofrece armonía de vinos (35 €), así que me puse en manos del sumiller Francesco Bonetti. Probé Althea Valdobbiane Prosecco Superiore Extra Dry (Prosecco D.O.C.G.), equilibrado y fragante, Amontillado Viejísimo Tauromaquia (D.O. Montilla-Moriles), potente y persistente, Elisa Roero Arneis Paitin 2021 (Roero Arneis D.O.P.), un blanco complejo, Massolino Barbera d'Alba 2021 (Barbera d'Alba D.O.P.), elegante, Hebo Petra 2020 (Toscana D.O.P.), intenso y afrutado y Umani Ronchi Maximo Botrytis Cinerea (Marche Sauvignon I.G.T.), un espléndido vino dulce.

Comí:

-Panes de masa madre (focaccia, pan de pecorino, tarallini, masa frita y hogaza, absolutamente excepcionales con una buena crema de verduras para untar)

-Embutidos caseros (coppa, pancetta, ’nduja y una especie de chorizo de jabalí, asombrosos)

-Caponata siciliana (emulsión de berenjena a la llama, chalota encurtida y verduras al dente, increíble versión del plato clásico, buenísimo)

-Caballa en carpione con brócoli y bagna cauda (otra pequeña delicia, el panko frito eleva el conjunto)

-Crudo de ternera con zanahoria (un tartar con aliño ligero, rico)

-La parmigiana (berenjena, espuma de queso y polvo de tomate para un resultado espectacular, uno de los iconos de la casa)
-Ravioli de carne con salsa de tomate (potentísima salsa y pasta hecha a mano, exquisito)
-Rigatoni alla carbonara con pecorino y guanciale (con extra de pimienta ahumada, para levantarse y aplaudir, todo el sabor que podía imaginar)
-Limonissimo (un sabayón de limón y merengue (refrescante, muy bien hecho)
-Petit-fours (correcto final)
Delicado café.
El personal se mostró capaz y amable como pocos.
Pagué 96 €.
La tradición italiana revisitada por Gianni Pinto alcanza niveles estratosféricos, con preparaciones que se quedan en la memoria para siempre.
Platos, local y trato se complementan y suman para una experiencia placentera.
No es que sea un gran italiano, que lo es. Es mucho más, es una visión personal y hedonista de esa cocina, de esos vinos y de esa forma de entender la vida.
Trabajo y criterio.
Uno di noi.








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