No guardo un gran recuerdo de otra visita pero vuelven a recomendármelo. Allá vamos.
Restaurante tradicional de playa. Algo descuidado.
Mesas demasiado juntas, manteles y servilletas de tela y copas mediocres.
Carta extensa en la que predominan pescados y arroces. En lo enológico se ofrecen pocas referencias, incluida alguna interesante, a precios sensatos. Nos quedamos con un equilibrado Enrique Mendoza Chardonnay 2015 (D.O. Alicante).
Llega la comida:
-Quisquillas (fantásticas, gran producto)
-Sepionets a la plancha (muy agradables)
-Arroz Senyoret (muy plano de sabor, mucho peor de lo que cabría esperar)
-Biscuit glacé (simplemente inadmisible)
Un café para olvidar y unos orujos, cortesía de la casa, cerraron la comida.
El personal es atento.
Pagamos 38 € por persona, no está mal.
Lo esperado, buenos productos pero muchas cosas que mejorar en cocina y criterio. La sensación más habitual tras comer en estos establecimientos es esa, aquí también. ¿Todo esto sigue funcionando? Al menos no es tan caro como otros.
Mal de muchos...
Restaurante tradicional de playa. Algo descuidado.
Mesas demasiado juntas, manteles y servilletas de tela y copas mediocres.
Carta extensa en la que predominan pescados y arroces. En lo enológico se ofrecen pocas referencias, incluida alguna interesante, a precios sensatos. Nos quedamos con un equilibrado Enrique Mendoza Chardonnay 2015 (D.O. Alicante).
Llega la comida:
-Quisquillas (fantásticas, gran producto)
-Sepionets a la plancha (muy agradables)
-Arroz Senyoret (muy plano de sabor, mucho peor de lo que cabría esperar)
-Biscuit glacé (simplemente inadmisible)
Un café para olvidar y unos orujos, cortesía de la casa, cerraron la comida.
El personal es atento.
Pagamos 38 € por persona, no está mal.
Lo esperado, buenos productos pero muchas cosas que mejorar en cocina y criterio. La sensación más habitual tras comer en estos establecimientos es esa, aquí también. ¿Todo esto sigue funcionando? Al menos no es tan caro como otros.
Mal de muchos...
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