Viaje de trabajo el pasado diciembre.
Restaurante chino auténtico en Zaragoza. O eso dicen de él. Veamos.
A primera vista poco le diferencia de cualquier otro restaurante sin interés. Decoración clásica.
Manteles de tela mediocre, copas pésimas.
La carta mezcla tópicos con platos algo más curiosos. Hay menú, pero opté por probar la carta.No tomé vino.
Comí:
El personal se mostró correcto, pero ayudaron poco en la decisión.
Pagué 25 €.
Me gustó bastante. Sabores genuinos, intensidad y cocciones adecuadas. Se nota que se preocupan por ser diferentes en las elaboraciones, aunque en el resto no lo sean.
Volveré.
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