Apetecía cena informal y en otros restaurantes no había sitio así que acabamos en este local . Se divide en dos espacios, el más formal y este bistrot. Estaba lleno así que nos hicimos un hueco en la barra. Nada de manteles, servilletas de papel y copas mediocres. Carta interesante con muchas opciones, destacando charcutería y tartines. En cuanto a vinos, precios altos y alguna opción agradable. Bebimos un Domaine Chiroulet Terroir Gascon 2011 (I.G.P. Côtes de Gascogne) que, bueno, se mostró amable. Cenamos: - Tartine de magret ahumado y fondue de puerro (realmente bueno, para cenarlo muchas noches, sencillo y eficaz) -Pequeñas salchichas de Toulouse a la plancha (con bastante pimienta, correctas) -Patatas fritas (deliciosas, para comer sin parar) - Brocheta de corazones de pato (un absoluto espectáculo, jugosos y sabrosos, un producto que desde ahora buscaré) El servicio, algo sobrepasado. La cuenta ascendió a 27 € por persona, casi la mitad corresponden al vino.
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