Me habían hablado bien de este restaurante de reciente apertura, además tiene el sello de Tomás Arribas . Ahí fuimos. Local agradable, decoración actual. Estuvimos dentro, la terraza es apetecible para las noches. Si se llena intuyo que será demasiado incómodo. Caminos de mesa y servilletas de tela, copas mejorables. La carta es muy variada, se pueden encontrar los lugares comunes del momento y clásicos de la zona. En cuanto a vinos, carta corta e impersonal y precios elevados. Escogí un siempre fantástico Mestizaje blanco 2015 (El Terrerazo, Utiel) y un cumplidor Tarima Hill 2012 (D.O. Alicante). Comimos: - Ostras Gillardeau (muy buenas) -Wao bao de panceta cantonesa (tímido aliño e incorrecto punto de cocción, necesita una revisión) -Ese calamar en tempura fina, mojo de romescu (nada especial, soso, ración demasiado corta) - Gamba mediana de Dénia en costra de sal (exquisitas, no muy grandes pero sí llenas de sabor, a 6 € la pieza) - Solomillo de retinto a
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