Lo conocí en un desayuno y tenía que volver a comer. El espacio sigue siendo impresionante. Una sala especialmente acogedora. Mesas desnudas, servilletas de tela y copas mejorables. La carta ofrece clásicos de las casas del grupo y alguna concesión comercial . No hay menú. En lo enológico, carta variada y con interesantes referencias a precios algo elevados. Bebimos Pepe Mendoza Casa Agrícola tinto 2017 (D.O. Alicante), que en esta añada también es una maravilla, y una copa de El Regajal Selección Especial 2016 (D.O. Vinos de Madrid), equilibrado. Comimos: -Aperitivo (zanahoria con una crema de queso, esperaba más) -Anchoas de Santoña con pimientos asados (buen producto, un placer, los pimientos también están a buena altura, casi dulces) -Pudin de cabracho 1981 (muy delicado y sabroso, cocina de otro tiempo que sigue siendo ilusionante) - Trozucos de merluza orly con suave alioli (me encantaron, gran fritura y pescado especialmente jugoso) - Las rabas de Sant
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