La fusión de las cocinas vasca y latinoamericana vista por Andoni Luis Aduriz me seducía desde la distancia. Veamos en la cercanía.
Local bonito, muy actual y muy nórdico, si es que eso cabe en esta ecuación. Mucha madera.
Mesas desnudas, servilletas de papel y copas correctas.
La carta ofrece propuestas muy personales con esa fusión como hilo conductor. En cuanto a bebida, vinos de aquí y de allá y cócteles muy apetecibles. Probé el sugerente Barbarians Chardonnay Los arbolitos 2016 (Valle de Uco, Argentina), el fresco De Martino Estate 2017 (D.O. Casablanca, Chile) y un cóctel a base de ron y manzana llamado Bárbaro libre y que fue muy agradable.
Cené:
-Ceviche de bonito (gran producto y sabroso resultado, a mi juicio tímido en cuanto a aliño y grado de picante)
Se sirve con unos totopos espectaculares. Los comería todos los días de mi vida.
-Mole de 1600 días con tortipan (la locura, un mole que Enrique Olvera regaló con 500 días y que Andoni sigue alimentando, muy poderoso)
-Quesadilla de trigo con queso Topa y jamón ibérico (bien hecha, sabor menos sorprendente)
-Tacotalo al pastor vasco (delicioso, un par de bocados de placer absoluto)
-Coco-Loco (refrescante combinación de piña y coco con varias texturas)
El personal fue amable y voluntarioso, pero, y siempre dentro de la informalidad, debería cuidar alguna forma.
Pagué muy a gusto 41 €.
Disfruté mucho y me fui con ganas de probar el resto de la carta. Ya tengo ganas de volver. No sé describirlo de manera más contundente.
Se nota mucho esmero y más criterio en esa cocina llena de manos jóvenes y pasión por este noble oficio. Es una alegría poder ver proyectos así con cuentas pagables.
Tan divertido como interesante, como el arte que de verdad es arte.
Local bonito, muy actual y muy nórdico, si es que eso cabe en esta ecuación. Mucha madera.
Mesas desnudas, servilletas de papel y copas correctas.
La carta ofrece propuestas muy personales con esa fusión como hilo conductor. En cuanto a bebida, vinos de aquí y de allá y cócteles muy apetecibles. Probé el sugerente Barbarians Chardonnay Los arbolitos 2016 (Valle de Uco, Argentina), el fresco De Martino Estate 2017 (D.O. Casablanca, Chile) y un cóctel a base de ron y manzana llamado Bárbaro libre y que fue muy agradable.
Cené:
-Ceviche de bonito (gran producto y sabroso resultado, a mi juicio tímido en cuanto a aliño y grado de picante)
Se sirve con unos totopos espectaculares. Los comería todos los días de mi vida.
-Mole de 1600 días con tortipan (la locura, un mole que Enrique Olvera regaló con 500 días y que Andoni sigue alimentando, muy poderoso)
-Quesadilla de trigo con queso Topa y jamón ibérico (bien hecha, sabor menos sorprendente)
-Tacotalo al pastor vasco (delicioso, un par de bocados de placer absoluto)
-Coco-Loco (refrescante combinación de piña y coco con varias texturas)
El personal fue amable y voluntarioso, pero, y siempre dentro de la informalidad, debería cuidar alguna forma.
Pagué muy a gusto 41 €.
Disfruté mucho y me fui con ganas de probar el resto de la carta. Ya tengo ganas de volver. No sé describirlo de manera más contundente.
Se nota mucho esmero y más criterio en esa cocina llena de manos jóvenes y pasión por este noble oficio. Es una alegría poder ver proyectos así con cuentas pagables.
Tan divertido como interesante, como el arte que de verdad es arte.
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