Anya Taylor-Joy, Nicholas Hoult y Ralph Fiennes suponen un reparto glorioso. Y el punto de partida de la película me apasiona.
Pero hay demasiadas ideas y demasiadas dianas. Y no tengo claro que dé en ninguna de ellas.
La ficción quiere ser más de lo que acaba siendo, pero me lo he pasado bien.
La crítica al esnobismo, a la incoherencia y a las clases altas podría ser todavía más ácida.
En lo gastronómico, debo decir que hasta me apetece comer en el restaurante. Antes de saber desenlaces, claro.
Y la hamburguesa no deja de ser otra magdalena de Proust, otra ratatouille...
Leo que la chef Dominique Crenn asesoró esta parte. Interesante.
Vedla, no tiene desperdicio.
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