De nuevo en este restaurante que me gusta mucho.
Ningún cambio en la estancia.
El menú Aimia cuesta ahora 40 € sin vino y esa era la idea. Además de eso, hay un menú degustación (65 €) y carta. Añadimos los caracoles, pues uno de mis acompañantes es En lo referente a vinos, carta corta, correcta y de precios contenidos. Bebimos Villa Wolf Gewürztraminer 2021 (Pfalz), que cumple siempre.
Comimos:
-Croqueta de sobrasada de Xesc Reina y bacalao (buena textura, muy rica)
-Crema de calçots y caviar de trucha (demasiado líquida, pero sabrosa y conseguida)
-Cazuelita de mejillones con coco thai (cocidos en exceso, pero con una salsa exquisita)
-Caracoles al relámpago (no es lo mío, pero los matices están muy bien integrados)
Mejorable café final.
El personal se mostró muy amable y capaz.
Pagamos unos 50 € por persona.
Sensaciones muy placenteras siempre al salir de Aimia. Y eso no lo consigue todo el mundo.
El calamar, además, ha pasado a mi recuerdo como un plato de los que marcan futuros niveles de comparación. Y no será fácil ganarle.
No me canso de recomendarlo.
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