Se me echa el tiempo encima y tengo que contar las experiencias más reseñables antes del resumen anual. Por ese motivo voy a abandonar la línea temporal y voy a comenzar por estas. Después retomaré.
Vamos pues con este estrellado restaurante de Biarritz.
Sala pequeña y con aspecto de casa particular en el centro de la ciudad.
Mesas bien vestidas y con una vajilla preciosa. Copas adecuadas.
Cocina creativa siempre teniendo en cuenta temporada y producto de cercanía. Se ofrecen varios menús, entre los que escogí el más reducido (Menu en trois temps, 85 €, que con vinos pasa a 118 €). Bebí Agrumes et cætera 2022 (Pacherenc du Vic-Bilh A.O.P.), un fabuloso blanco de la zona, Domaine de Dernacueillette Le Petit Derna 2019 (Pays de Cucugnan I.G.P.), sabroso y equilibrado, y Domaine les Hautes Terres Joséphine (Crémant de Limoux A.O.C.), herbáceo y fresco. Cuidada armonía en precios medianamente contenidos.
Cené:
-Amouse-bouche (buen comienzo)
-Bonito con pepino (maravilloso aliño, grandioso aperitivo)
-Bogavante azul, melocotón blanco, judía verde, yogur ahumado y verdolaga (inmensa secuencia con bogavante en, al menos, cuatro o cinco preparaciones con unos matices excepcionalmente logrados, vainilla, anisados, albahaca...)
-Cerdo Kintoa con berenjenas, cerezas, verbena y miso negro (buenísima, aunque muy grasa, carne con guarniciones potentes)
-Frambuesas de Dache Dise, yogur helado y crema de judías negras (curioso, sabores pronunciados)
-Petit fours (gran final en el que sobresalió el mousse de chocolate)
Gran café final.
El personal se mostró amable y capaz.
Pagué 128 €.
Me sorprendió la multitud de contrastes de cada plato y la sensibilidad del chef para hacer que todo encaje. Estamos ante una gran cocina.
Por otro lado, el plato del cerdo requería acompañamientos más interesantes. O quizá sea cosa mía.
Sarah y Fabian Feldmann saben lo que hacen y eso se nota en cada gesto, en cada preparación de cada plato.
Importante.
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