Llevaba demasiado tiempo sin visitar este restaurante, que cambió de localidad pero mantuvo esencia.
Se ubica en el edificio de la lonja cárnica de Binéfar , en Huesca
Aspecto industrial, algo deslavazado.
Mesas desnudas, copas mejorables.
La carta, a la que añaden sugerencias, es variada y ecléctica. Hay un menú degustación (50 €), pero optamos por carta. En lo enológico, muy poco interés. Baigorri Crianza 2017 (D.O.Ca. Rioja) cumplió con lo esperado.
Cenamos:
-Tartar de gamba blanca con apio, pepino y jengibre ( y helado de limón, rico, aunque algo falto de alegría)-Rebozuelos con salsa de naranja y gambones con pistacho (plato controvertido, marisco demasiado seco, requiere una salsa menos protagonista)-Calamar a la andaluza (fritura impecable, gran producto, una delicia)-Steak tartare de vaca vieja (un espectáculo, carne con gran sabor y criterio en el aliño)-Piña con espuma de coco (fresco y agradable)El café, mediocre.
El personal se mostró amable pero poco diligente.
Pagamos unos excesivos 50 € por persona.
Sensación de irregularidad y a la vez de visibilización de buenas intenciones. Y eso siempre es mucho, claro.
No parece plaza fácil para riesgos en cocina, además.
El precio se debe retocar, en mi opinión.
Hay fortalezas, así que hay esperanzas.
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