Hace unos días disfruté del tapeo en El Tubo de la capital aragonesa, la zona más clásica y auténtica de la ciudad para eso de comer en los bares. No seré tan descriptivo y explícito como cuando hablo de otras experiencias, pero intentaré comentar lo vivido. Comenzamos en el mítico Texas , donde es obligatorio probar sus patatas bravas , deliciosas, acompañadas de unas cañas. De ahí a Bodegas Almau , mi preferido. Buen vino (en este caso el gran Tres Picos, D.O. Campo de Borja) y buenas tapas. Elegí la Anchoa reina, que aunque le sobra balsámico es un rotundo placer, y la Dulce anchoa, explosión de sabores en la boca, quizá no apta para todos los paladares, pero exquisita. Seguimos la ruta en Casa Pascualillo , donde degustamos su Media Verónica (guiso de toro, agradable) y unos calamares para olvidar. Más tarde, Vinos Nicolás , donde los fritos son los protagonistas. Tacos picantes y croquetas fueron nuestros elegidos, mejor estuvieron los primeros que las segundas. Para acabar
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