Sección Gourmet

 Sur y vida: - Mirabrás 2016 (I.G.P. Vino de la Tierra de Cádiz), monovarietal de palomino fina fermentado en yema en botas que guardaron manzanilla, 14 meses de crianza en otra bota de roble americano y pasado luego a depósito de acero inoxidable. Amarillo brillante. En nariz es generoso y curioso . Flores blancas, especias, fruta de hueso madura, miel y un leve recuerdo a levadura. En boca es jugoso y sabroso . Persisten fruta de hueso y especias. Algo de crianza biológica y mucho de albariza. Retrogusto largo. Costó unos 14 €. Un vino realmente singular, homenaje a otros tiempos y otros mundos.  Personalidad arrolladora, con lo bueno y lo malo que ello conlleva. A mí me encanta. Viva.

Por segundo verano consecutivo vuelvo a este restaurante . Ningún cambio, así que vamos a lo importante. De nuevo comida en el interior. Bebimos Soldadito marinero 2019 (D.O. Valencia), fresco pero de escaso interés, y Rebels de Batea blanco 2018 (D.O. Terra Alta), que me encanta. Comimos: - Pan, tomate y alioli (en esta casa es impresionante, ciertamente) - Coquina del Mediterráneo (buen calibre, sabrosas, una delicia) -Tartar de atún rojo salvaje (plato fallido, ración escasa, aliño invasivo y desafortunada inclusión del tomate, este producto merece otro tratamiento) - Arroz del senyoret (mejor de lo que lo recordaba, muy buen punto, gambas escasamente cocinadas y pleno de sabor) Probé también el calamar de lonja salteado con verduras de uno de mis acompañantes. Gran materia prima. -Diferentes texturas de café en el jardín (simpática presentación, en el interior distintas preparaciones con un demasiado tímido matiz de café) Café correcto. Se sirvió un chupito cortesía de la casa.

La oferta gastronómica del entorno es amplia y está centrada en arroces, mariscos y frituras, y apetece... Entre los diversos locales sobresale este y me apetecía conocerlo. El local es algo incómodo, con un pasillo muy estrecho y menos distancia entre mesas de la que cabe esperar en un sitio así. Mesas bien vestidas y copas mejorables. La carta es variada pero pescados, arroces y cocina marinera protagonizan. En lo enológico, carta no muy larga, precios adecuados y alguna referencia interesante. Escogí El Grifo Malvasía Colección Seco 2019 (D.O. Lanzarote), un vino fragante y untuoso que me gusta bastante. Comimos: -Aperitivo (salmorejo con jamón ibérico y flores de calabacín fritas, buena manera de comenzar) Se sirve también pan, aceite y mantequillas. - Navajitas de playa (canyuts, uno de mis mariscos preferidos, impresionante sabor, buen punto y aliño a elección, lo cual es siempre un acierto) - Erizo de mar natural gratinado en su propia concha (maravillosa intensidad, becha

 Blanco argentino: - Alamos Torrontés 2019 (Cafayate, Salta), monovarietal de torrontés sin crianza. Pajizo brillante, reflejos verdosos. En nariz es rico y complejo . Predominan cítricos, frutas de hueso, flores blancas y hierbas frescas recién cortadas. En boca es fresco y vibrante . Refrenda nariz y aparecen frutas tropicales. Buena acidez. Retrogusto medio y algo amargoso. Costó unos 8 €. Intenso, perfumado y refrescante . Me ha encantado, no lo esperaba tan expresivo. Esta variedad consigue en Argentina unos resultados magníficos y aquí se ve bien. Volveremos por estas botellas...

 Hoy vamos a Argentina: - Andeluna Altitud Malbec 2017 (Mendoza), monovarietal de malbec con unos doce meses de crianza en barricas de roble francés. Púrpura oscuro, ribete violáceo. En nariz es floral y frutal . Violetas, ciruelas, cerezas y fresas maduras. En boca es equilibrado . Persiste fruta y aparecen pimienta, vainilla y hasta tostados. Voluminoso. Retrogusto medio. Fue un regalo pero cuesta unos 18 €. Argentina siempre me apetece, mas no será este mi recomendado de aquella zona. Interesante, pero no alcanza el nivel de algunos de sus paisanos. Eso sí, buen volumen y mejor carga frutal .

¡Sudáfrica!: - Bryan MacRobert Wines Field Blend 2014 (Swartland, Wine of Origin Coastal Region), coupage de shiraz, mourvedre, cinsault y carignan envejecido en grandes cubas durante 12 meses. Picota de capa media. En nariz es concentrado , con mucha fruta roja y negra en sazón, hierbas aromáticas y pimienta negra recién molida. En boca es mineral, jugoso y equilibrado . Refrenda nariz, con gran protagonismo para moras y otros frutos negros. Retrogusto largo y complejo. Costó unos 12 €. Un vino muy interesante, rebosante de fruta y con una acidez muy compensada . Sudáfrica aquí está presente con un vino diferente y personal. Sabroso.

A veces uno solo necesita una fritura al borde del mar...  Sin pretensiones, con fútbol de fondo y con el rumor de las olas... Así es este restaurante . Lo visitamos en dos ocasiones, por comodidad y porque en la zona no abundan las opciones... Manteles individuales de plástico, servilletas de papel y copas pésimas. La carta es muy variada y ecléctica, lugares comunes y lo esperado en estos sitios. Hay también menú del día. En lo enológico, pocas y escasamente interesantes referencias. Un día bebimos Viña Esmeralda 2019 (D.O. Catalunya), un clásico que cumple modestamente, y otro  Pazo das Bruxas 2018 (D.O. Rías Baixas), más equilibrado de lo que esperaba. Probamos: -Mejillones a la vinagreta (correcto punto, acidez demasiado acentuada para mi gusto) - Alcachofas con jamón ibérico (sorprendentemente buenas, y con un jamón notable) - Fritura de pescado (producto aceptable, crujiente, sobresalen los boquerones) -Chopitos (peor técnica y peor producto que en la anterior preparación) -