Sección Gourmet

  Hoy toca Salamanca: - La Zorra Selección Especial 2016 (D.O. Sierra de Salamanca), coupage de tempranillo (o tinto aragonés), rufete y garnacha con unos 14 meses de crianza en barricas de roble. Cereza brillante, ribete violáceo. En nariz es concentrado . Fruta negra, hierba fresca, vainilla, cacao y tostados. En boca es estructurado . Refrenda nariz, con un tostado pronunciado. Retrogusto medio. Fue un regalo, pero cuesta unos 16 €. Un vino expresivo y con cierta complejidad , pero del que yo hubiera esperado un poco más. Hay madurez y hay sabor, eso sí. Fresco e interesante.

Un gallego muy singular: -Goliardo Espadeiro 2015 (D.O. Rías Baixas), monovarietal de espadeiro con 12 meses de crianza en barricas usadas de roble francés. Cereza de capa media, ribete violáceo. En nariz tiene mucha personalidad. Fruta roja, notas metálicas, notas salinas... En boca es potente. Refrenda nariz. Buena acidez. Atlántico. Retrogusto medio. Costó unos 25 €. Un vino cuyo interés radica en su especificidad, un vino diferente. La espadeiro es una uva escasa y que ofrece vinos siempre curiosos, aquí tenemos otro ejemplo. No es mi vino favorito, pero lo disfruto...

Un alemán bastante especial: - Karl Schaefer Wachenheim Sonnentropfen Riesling Feinherb 2018 (Pfalz, VDP Ortswein), monovarietal de riesling vinificado en depósitos de acero inoxidable. Semidulce. Amarillo pajizo, destellos verdosos. En nariz es fragante . Notas de cítricos, frutas y flores blancas, pastel de limón y piedras mojadas. En boca es fresco y moderadamente dulce . Refrenda nariz. Mineralidad. Retrogusto medio. Costó unos 15 €. Un vino adecuado para ampliar públicos, un riesling interesante y en el que ese dulzor aporta en lugar de restar . Además, la etiqueta retro es preciosa. Un éxito.

Siempre fino: - Fino Arroyuelo (D.O. Jerez-Xérès-Sherry), monovarietal de palomino fino encabezado a 15º y criado bajo velo de flor durante un periodo de cinco años según el sistema de criaderas y soleras. Amarillo pajizo, reflejos dorados. En nariz es punzante y delicado . Almendra fresca, panadería y algo de fruta blanca. En boca es seco y potente . Más frutos secos, más levadura y también salinidad. Buena acidez. Retrogusto largo. Costó unos 8 €. Mucho menos ligero de lo que parece. Y eso aquí es un halago. Sabroso, intenso y elegante. Una tremenda relación calidad-precio. Otro de esos finos fundamentales, de los que resultan básicos y a la vez extraordinarios. Una maravilla absoluta.

Vamos a Galicia: - Zárate Albariño 2019 (D.O. Rías Baixas), monovarietal de albariño con unos 3 meses de crianza sobre lías finas. Amarillo pajizo intenso. Bonito. En nariz es fresco y cítrico . Fruta blanca, lima, limón y flores blancas. Mineral. En boca es voluminoso y vibrante . Refrenda nariz, final amargoso. Retrogusto medio. Costó unos 11 €. Varietal y a la vez sorprendente, un vino maravilloso. Esa acidez, esa mineralidad, esa densidad, esa frescura... Vamos, que está buenísimo. Imprescindible.  

No es sencillo encontrar lugares para desayunar bien al lado del mar, y aquí eso es posible. Local que pretende ser urbano, jugando con lo industrial (de ahí su nombre) y mostrador con la bollería del día. Nada especial, pero cumple. De lo probado, me quedo con el cuerno de chocolate. Café solo correcto. Precios contenidos.

De entre las limitadas opciones gastronómicas que ofrece Oropesa del Mar, me acabé decantando por esta arrocería . Local modesto, con más pinta de pub que de restaurante. Caminos de mesa desechables, servilletas de papel y copas pésimas. En la carta lo esperado, mucha variedad y arroces y productos del mar como protagonistas . En lo referente a vinos, pocas y prescindibles referencias a precios comedidos. Bebimos Reymos Selección (D.O. Valencia), un espumoso ligero y sin interés hecho con moscatel de Alejandría, y Alberte 2019 (D.O. Ribeiro), correcto. Comimos: -Mejillones al vapor (buen punto, sabrosos) - Chopitos (gran fritura, algo faltos de sabor, pero ya quisieran en otros sitios de más renombre esa técnica...) - Arroz meloso de rape y almejas (contundente y bien hecho, ración generosa) -Tiramisú (fallido, sin ninguno de los matices que debería presentar) El café no pasará a mi recuerdo. Se sirvió un chupito de orujo cortesía de la casa. El personal se mostró irregular, pero ama

 Galicia diferente: - Guímaro Camiño real 2018 (D.O. Ribeira Sacra), coupage de mencía, brancellao, merenzao, sousón, caíño tinto y otras con crianza mixta de 10-12 meses en barricas grandes de roble francés y conos de madera de 5.000 l. Cereza de capa media, ribete violáceo. En nariz es floral y frutal . Violetas, frutos rojos y negros. En boca es muy fresco . Más fruta, tonos minerales y algo de especias dulces. Retrogusto corto. Fue un regalo, pero cuesta unos 17 €. Entiendo a sus defensores, pero este nunca será mi vino. Esa ligereza y ese dulzor no son lo que busco en una botella. Pero bien, un vino diferente, exponente de otra manera de hacer las cosas .

 Hoy vamos a Rioja: - Abel Mendoza Jarrarte 2016 (D.O.Ca. Rioja), monovarietal de tempranillo con un año de crianza en barricas de roble francés. Cereza picota de capa media-alta, ribete granate. En nariz es complejo y elegante . Fruta roja y negra maduras, cacao, regaliz, tostados y balsámicos. En boca es fresco y equilibrado . Mucha fruta, tostados y un leve toque mineral. Buena estructura. Retrogusto largo. Costó unos 22 €. Abel Mendoza entrega aquí un vino muy notable, con expresividad y frescura . Fruta y madera bien ensambladas. Este es un buen camino a seguir en Rioja, ojalá... Lo he disfrutado.