Sección Gourmet

Situado en el Valle de Benasque, en Huesca, y en la órbita de Martín Berasategui. Veamos. El establecimiento es también hotel y el restaurante se sitúa en la planta baja. Sala rústica con algún detalle actual. Mesas bien vestidas. Copas correctas.  La propuesta se basa en cocina creativa con producto del entorno. Hay tres menús y elegimos el más largo de ellos (GR-10 Menú Gran Recorrido), que cuesta 62 € . En lo enológico, carta no muy grande pero bien hecha y con precios contenidos. Bebimos  Meler Blanc de Noirs 2021 (D.O. Somontano), interesante, y Brega 2019 (D.O. Calatayud), un vino maravilloso. Comimos: -Mantequillas (ricas, habría que mejorar el pan) - Sardina, endivia, licuado de pimientos verdes y helado de piparras (fresquísimo y precioso, gran preparación en la que sobresalen el helado y el licuado) -Semifrío de trucha, emulsión de soja y ajo negro, granizado de rabanito, tartar de remolacha y anguila ahumada (fallido, falto de equilibrio y armonía pese a la buena factu

En Dénia también apetece lo clásico, y esta casa es un símbolo del producto marino. Terraza calurosa y algo extemporánea. Mesas bien vestidas y copas pésimas. La carta ofrece multitud de opciones con mariscos y arroces de la zona como protagonistas . En lo enológico, nada interesante por copas, así que pedí  Bobal Blanco Blanc de Noirs 2022 (D.O. Valencia), singular y refrescante. Comí: - Gamba roja pequeña de Dénia a la plancha (calibre 3 aunque eran bastante grandes, muchísimo sabor, impresionantes) - Sepionet a la plancha (media ración, una delicadeza, excelentes) -Arroz del senyoret (rico, pero quizá esperaba más sabor) No tomé postre. Mejorable café final. Servicio irregular. La cuesta ascendió a 64 €. Una buena comida a unos pasos del mar Mediterráneo, que es donde más se disfrutan estas cosas.  Un restaurante de siempre y para siempre, que requiere de algunos cambios pero que cumple perfectamente lo que promete. Dénia ya tiene un capítulo importante en mi vida y, en parte,

El nombre es terrible, veamos el contenido: - Amontillado Viejo Tauromaquia (D.O. Montilla-Moriles), monovarietal de Pedro Ximénez con crianza biológica de más de 10 años, seguida de envejecimiento oxidativo de más de 15 años en botas de roble americano y mediante sistema de criaderas y soleras. Color ambarino limpio y brillante con reflejos dorados. En nariz es punzante y complejo . Avellana tostada, fruta de hueso en sazón y maderas nobles. En boca es sabroso y estructurado . Mucho fruto seco, especias, notas de flor y tostados. Cremoso. Retrogusto largo y placentero. Costó unos 23€ (botella de 50 cl.). La elegancia de este amontillado viejísimo, como pone en la etiqueta, es abrumadora . Todo el perfil que aporta la zona se evidencia en esta botella. Un vino espectacular. No cabe duda.

Bolivia también tiene vino: - Campos de Solana Marselan 2021 (Tarija, Bolivia), monovarietal de marselan sin crianza en barrica. Cereza e capa alta, ribete granate. En nariz es frutal e intenso . Moras, ciruelas, guindas en licor... En boca es estructurado y sedoso . Mucha fruta negra y roja y chocolate. Retrogusto largo. Costó unos 22 €. Asombrosa combinación de frescura y potencia. Un vino tan exótico como interesante. El trabajo del hombre sirve aquí para retener toda la carga frutal de este tinto de altura. De altura andina, nada menos. Muy bien.

Otro Marco de Jerez: - UBE Miraflores 2022 (sin D.O., Sanlúcar de Barrameda), monovarietal de palomino fino que permanece en la misma vieja bota de manzanilla de 600 litros en la que fermentó durante 9 meses más, con una crianza biológica de tres. Amarillo brillante, reflejos dorados. En nariz es fragante y diferente . Flores blancas, cítricos, fruta blanca madura y un leve tono de levadura fresca. En boca es limpio y equilibrado . Mucha fruta blanca, cítricos y una salinidad muy bien integrada. Retrogusto medio. Costó unos 19 €. Reconozco que esperaba mayor presencia de flor, pero qué vino tan singular y característico. Me ha encantado. Los distintos suelos dan lugar a un producto final sin aristas y que posee una marcada personalidad . Expresión.  

Un poco de Francia: - Château de Carlmagnus 2019 (Fronsac A.O.C.), coupage de merlot y cabernet franc con unos 14 meses de crianza en barricas de roble francés. Picota de capa alta, ribete violáceo. En nariz es frutal e intenso . Muy elegante. Fruta negra y roja en sazón, sotobosque y regaliz. En boca es complejo y vital . Más fruta negra, especias, chocolate y un leve tono ahumado. Retrogusto largo. Costó unos 17 €. Un tinto con estructura, con profundidad y con ese descomunal acúmulo de fruta . Muy disfrutable, la verdad. Esos suelos arcillosos generan una inusual potencia. Y qué bien.

¿Un italiano interesante en pleno puerto de Dénia? Venga, me interesa. Interior bonito y terraza cómoda y con césped artificial. Un sitio muy curioso y que no parece un restaurante italiano. Mesa en la citada terraza, desnuda y con servilleta de tela. Copas muy adecuadas. Se ofrecen varios menús y carta, por la que opté. Especialidades italianas, protagonismo marino y creatividad son sus líneas básicas . Todo muy apetecible, la verdad. En cuanto a vinos por copas, unas cuantas opciones bien elegidas a precios altos. Bebí  Manzanilla San León Reserva de Familia (D.O. Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda), que siempre es una maravilla, y  Sanmartino Prosecco Millesimato Extra Dry (Prosecco D.O.C.), floral y equilibrado. Cené: - Vitello tonnato (en una versión noble, con helado de la salsa y una ternera muy sabrosa, me gustó bastante) - Pizza Arancia (con base de calabaza, fior di latte, chalotas confitadas, taleggio, panceta y gotas de trufa negra, estupenda masa y mucho balance entre

Isabelle Carré y Bernard Campan no logran salvar una película que solo consigue ser bonita. Las segundas oportunidades, su valor y su necesidad son lo que nos quiere contar la cinta, pero el vino es el hilo conductor y la chispa adecuada de la historia. Me gusta el amor al vino que transmite la película, pero ojalá profundizara ahí. Todo es convencional y ahí es donde más patina. Pero bueno, el vino acerca a las personas. Quedémonos con esa idea.

Muy cerca del puerto y con una propuesta sugerente. Ahí voy . Local curioso, no lo veo acorde a la propuesta. Diáfano y, en la planta de arriba, cómodo. Mesas bien vestidas y especialmente confortables. Copas muy adecuadas. La oferta va más allá de su nombre, aunque esa es la esencia, y la creatividad es el hilo conductor . Hay carta y dos menús. Escogí el largo, el Degustación (95 €) con la armonía de vinos (40 €). La parte líquida se compuso de  Wittmann Riesling Trocken 2022 (V.D.P. Rheinhessen), jugoso y fresco,  Adorado de Ménade (V.T. Castilla y León), siempre buena idea en estos menús,  Saint Clair Wairau Reserve Sauvignon Blanc 2021 (Marlborough, Nueva Zelanda), sorprendentemente expresivo, Arbui Blanco 2021 (D.O. Alicante), equilibrado y tropical,  Gran Caus Rosado 2022 (D.O. Penedés), sabroso y estructurado,  UNO 2020 (D.O. Valencia), varietal y untuoso y Bassus Pinot Noir Dulce 2022 (D.O. Utiel-Requena), un caramelo de fresa para adultos. Llega lo bueno: -Coqueta y ro

Hoy voy a hablar de otro de los productos que tengo siempre en mi alacena, la polenta instantánea Doña Petrona . Argentina para el día a día. Indudablemente, no está a la altura de una polenta artesanal cocinada desde el principio, pero cumple con muchísima dignidad. Un poco de buen caldo, una nuez de mantequilla y alguna hierba aromática. Y remover con energía. Y disfrutar. Cuesta unos 2 € en El corte inglés. Dadle una oportunidad.

Hoy, Aragón: - A de Aylés Vino de Pago 2022 (Pago de Aylés, Zaragoza), coupage de merlot, garnacha, tempranillo y cabernet sauvignon con unos 4 meses en barricas nuevas de roble francés. Cereza de capa media, ribete violáceo. En nariz es frutal y elegante . Fruta roja y negra en sazón, flores rojas y especias. En boca es intenso y equilibrado . Refrenda nariz. Buena estructura. Retrogusto medio. Costó unos 7 €. Buena relación calidad-precio, sin duda. Importante carga frutal para un vino que sorprende por su intensidad y su cuerpo. Agradable.

La historia es realmente interesante, pero el tratamiento del mundo del vino es lo que hace que esta serie sea excepcional. Japón y Francia, con sus sociedades y sus estereotipos, y una competición singular. La historia viene de un manga, pero su adaptación parece muy conseguida. Fleur Geffrier sobresale en un reparto desigual. En varios momentos la emoción traspasa la pantalla y las ganas de probar ese vino se vuelven inmensas. Nada mejor se puede decir. Elegante y poderosa. Como un buen vino, claro.

Más Jerez: - Fino Tío Mateo (D.O. Jerez-Xérès-Sherry), monovarietal de palomino fino elaborado por el tradicional sistema de criaderas y solera alrededor de 5 años. Crianza biológica bajo de flor. Amarillo pajizo limpio y brillante. En nariz es potente y mineral . Levaduras, almendras y salinidad. En boca es elegante e intenso . Punzante pero fácil de beber. Frutos secos, panadería y notas salinas. Retrogusto largo. Costó unos 9 €. Un fino accesible pero a la vez poderoso y versátil . Me ha sorprendido muy gratamente este vino. No esperaba tanto sabor. Muy bien.

Veamos el vino de etiqueta tan potente: - Emil Bauer A... Sauvignon Blanc 2021 (Pfalz), monovarietal de sauvignon blanc del que una parte tiene crianza en depósitos de roble de gran formato. Amarillo pálido, reflejo verdoso. En nariz es fresco y frutal . Manzana verde, frutas blancas, cierto recuerdo de frutos rojos y vegetales. En boca es denso y equilibrado . Muy buena acidez. Refrenda nariz. Retrogusto medio. Costó unos 10 €. Me apasiona la etiqueta, pero el vino es más que aceptable. Buena tensión y hasta cierta potencia. Dadle una oportunidad.

Seguimos probando añadas de este vino : - Predicador tinto 2018 (D.O.Ca. Rioja), coupage de tempranillo con pequeñas cantidades de graciano, garnacha y mazuelo con unos 18 meses en barricas de roble francés. Rojo picota de capa media. En nariz es balsámico y frutal . Moras, ciruelas negras, café, maderas nobles, hierbas aromáticas y cierto tono mineral. En boca es fresco y delicado . Jugoso y denso. Mucha fruta negra, café, tostados y alcohol. Retrogusto largo. Costó unos 24 €. Las uvas de las viñas más jóvenes de Benjamín Romeo ofrecen aquí más frescura que en otras añadas, pero la misma elegancia.  Siempre. Clint Eastwood sigue cabalgando.

La premisa suena a mil veces vista. Y así es. Y sin gracia. Hasta el título original, "Umami", era mejor que el traducido. La historia habla de sentido de la vida y de búsquedas eternas, pero no da en el clavo ni en guion, ni en personajes ni en dirección. Hay algo de pasión por la cocina y de ser tu mejor versión que podría funcionar, mas nunca acaba de salir a la luz por completo. Ese ramen me apetece, eso sí.

El lujo del año tiene forma de gamba roja y renovación. Uno de los grandes. Uno de mis deseos. El escenario es importante, un chalé en la localidad alicantina en tonos blancos. Y en el interior, comodidad y magnífico trato. Se empieza en el patio exterior para pasar luego al comedor. Mesas desnudas, servilletas de hilo y copas inigualables. La cocina de Quique Dacosta no requiere explicación. Tradición de la zona con grandes dosis de creatividad y refinamiento y productos nobles del entorno. O algo así. El menú "Por amor al arte" , 295 €, ofrece la manera en la que hoy se expresa el chef. Y qué manera. Opté por la armonía de vinos premium, que vale 200 €. Iré contando cada vino con su acompañante sólido. Vamos allá: -Mullador (versión helada de la ensalada de la comunidad, con aire de colatura, tartar de caballa, aceitunas y tomate, refrescante comienzo) - Turrón helado de almendras y trufa negra de Andilla (estupenda textura, buenísimo) -Blanc y negre (mismos ingredientes