Aunque pasó mucho tiempo cerrado en la pandemia y aunque haya cambiado parte del personal, Quema sigue ahí. Y en lo estructural, igual. Se ofrece carta, menú con opciones y menú degustación (45 € incluyendo vino). Bebimos Anayón Chardonnay 2022 (D.O. Cariñena), que me gustó mucho, y La Miranda de Secastilla 2019 (D.O. Somontano), que siempre cumple. Llega la comida: -Aperitivos (correctos, destacando el crujiente de coco y curry) - Gazpacho de maíz, ceviche de langostinos y boniato (acertada combinación, magnífico aliño del marisco) -Milhojas de anchoa del Cantábrico, crema de queso tronchón y pimiento rojo (buen bocado, la crema de queso merece mayor protagonismo) -Guiso de calamar en su tinta, espuma de cebolla caramelizada y arroz inflado (satisfactorio, texturas y sabores conseguidos) - Corvina, salsa exótica de crustáceos, pesto de guisantes y pistachos y chips de kale (gran punto del pescado y deliciosos contrastes) -Taco de rabo de vaca guisado con un toque de sake y miri
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