Un precioso cubo en la ribera del Duero que alberga un restaurante interesante . Había que conocerlo. El espacio es espectacular y las vistas, inolvidables. Mesas con manteles de tela, copas mejorables. La carta ofrece numerosas opciones, con producto marino y tipicidad portuguesa como emblemas. Hay menú ejecutivo (21 €), pero optamos por la carta. Se ofrecen los vinos del grupo Calem y algún otro. Bebimos Burmester Blanco 2022 (Douro D.O.C.), elegante, y Kopke 10 años Tawny Port (Porto D.O.C.), suave y sabroso. Probamos: - Calamares con mayonesa de curry (buena fritura y excepcional mayonesa) -Carpaccio de atún, sésamo, wakame y huevas (pescado excesivamente macerado, pero correcto conjunto) -Almejas Bulhão Pato (ricas) -Pulpo al lagareiro (con patatas y verduras a la plancha (emplatado en dos medias raciones, buena textura del cefalópodo, pero patatas crudas) - Mousse de chocolate con pimientas (intenso y bien hecho) Gran café final. El personal se mostró irregular. Pagamos 52
El blog gastronómico de El francotirador