Seguía sin conocer el nuevo local de un restaurante que me encanta y eso no puede ser...
El traslado ha sido exitoso, el espacio es amplio, bonito y excepcionalmente confortable. Tapicerías y maderas consiguen transmitir esa sensación.
Mesas muy bien vestidas y copas impecables.
La carta es bien interesante y siempre está trufada de las sugerencias del momento. En lo enológico más de lo mismo, curiosidad y buenos precios. Opté por un fantástico Paul Blank Pinot Auxerrois 2015 (Alsace A.O.C.), un poderoso Las Moradas de San Martín La Sabina 2010 (D.O. Vinos de Madrid) y el siempre especial 7 Fuentes 2014 (D.O. Valle de la Orotava).
Comimos:
-Bocaditos de crema de queso azul (correctos)
-Croquetas de setas silvestres (con leche de oveja, cremosas y sabrosas como pocas)
-Fiambre "kasero" de callos (con pipas de calabaza, realmente bueno)
-Guisantes frescos con gamba roja (platazo, combinación ganadora muy bien resuelta)
-Verduras asadas con chistorra y huevo de codorniz (las mejores verduras que recuerdo, de Pau Santamaría, en una preparación que, en su sencillez, resulta memorable)
-Alcachofas con setas y papada ibérica (muy agradables, con un jugo intenso y en gran punto)
-Presa ibérica con mojo rojo y encurtidos (sublime producto tratado como merece, un espectáculo de otro nivel)
Mencionaré que el pato azulón asado con mandarinas y el salmonete con parmentier de sus interiores, probados por uno de mis acompañantes, me encantaron también.
-Steak tartar (separado por grado de picante, admito que lo recordaba algo mejor pero sigue siendo impresionante)
-Los quesos de Antony (lo ya conocido, descomunal tabla, destacaré el comté y el roquefort de entre el gran nivel general)
Gran café.
El servicio fue óptimo en su rango. Las ganas de agradar de César, Marina y su equipo son infinitas y eso redondea la experiencia.
Pagamos muy a gusto 60 € por persona.
El gran producto y el criterio están en el plato, y eso es lo más importante, pero además se unen espacio y servicio. Uno de los grandes restaurantes de Madrid, sin duda alguna.
Me estoy planteando seriamente pedir asilo gastronómico en esa casa, parece la mejor opción...
El traslado ha sido exitoso, el espacio es amplio, bonito y excepcionalmente confortable. Tapicerías y maderas consiguen transmitir esa sensación.
Mesas muy bien vestidas y copas impecables.
La carta es bien interesante y siempre está trufada de las sugerencias del momento. En lo enológico más de lo mismo, curiosidad y buenos precios. Opté por un fantástico Paul Blank Pinot Auxerrois 2015 (Alsace A.O.C.), un poderoso Las Moradas de San Martín La Sabina 2010 (D.O. Vinos de Madrid) y el siempre especial 7 Fuentes 2014 (D.O. Valle de la Orotava).
Comimos:
-Bocaditos de crema de queso azul (correctos)
-Croquetas de setas silvestres (con leche de oveja, cremosas y sabrosas como pocas)
-Fiambre "kasero" de callos (con pipas de calabaza, realmente bueno)
-Guisantes frescos con gamba roja (platazo, combinación ganadora muy bien resuelta)
-Verduras asadas con chistorra y huevo de codorniz (las mejores verduras que recuerdo, de Pau Santamaría, en una preparación que, en su sencillez, resulta memorable)
-Alcachofas con setas y papada ibérica (muy agradables, con un jugo intenso y en gran punto)
-Presa ibérica con mojo rojo y encurtidos (sublime producto tratado como merece, un espectáculo de otro nivel)
Mencionaré que el pato azulón asado con mandarinas y el salmonete con parmentier de sus interiores, probados por uno de mis acompañantes, me encantaron también.
-Steak tartar (separado por grado de picante, admito que lo recordaba algo mejor pero sigue siendo impresionante)
-Los quesos de Antony (lo ya conocido, descomunal tabla, destacaré el comté y el roquefort de entre el gran nivel general)
Gran café.
El servicio fue óptimo en su rango. Las ganas de agradar de César, Marina y su equipo son infinitas y eso redondea la experiencia.
Pagamos muy a gusto 60 € por persona.
El gran producto y el criterio están en el plato, y eso es lo más importante, pero además se unen espacio y servicio. Uno de los grandes restaurantes de Madrid, sin duda alguna.
Me estoy planteando seriamente pedir asilo gastronómico en esa casa, parece la mejor opción...
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