Visitar mercados es tan obligatorio como placentero. Y Barcelona tiene gran variedad de ellos...
El remodelado Mercat del Ninot fue el primero que vi en este viaje. Ha quedado precioso y vi muchas barras de degustación, especialmente en las pescaderías.
Un lujo.
El Mercat de Sant Antoni sigue de obras, en el provisional observé demasiados puestos cerrados (quizá por la hora). A ver si pronto se puede inaugurar el nuevo.
El Mercat de Sant Josep, o La Boquería, es maravilloso, siempre lo ha sido y siempre lo será. Ahora bien, las hordas de turistas y los precios desorbitados empeoran la visita.
El espectacular producto fresco, ese pescado, alimenta cuerpo y alma, eso sí.
El Mercat de Santa Caterina es, además de bonito en lo arquitectónico, otra interesante evidencia de que los mercados son vida.
Calidad y variedad.
En fin, que alegran la vista. Eso sí, ¡hay que controlar los precios! Los más turísticos son impagables, y puedo entenderlo pero lo detesto.
Ojalá pudiera hacer mi compra diaria en cualquiera de ellos.
El remodelado Mercat del Ninot fue el primero que vi en este viaje. Ha quedado precioso y vi muchas barras de degustación, especialmente en las pescaderías.
Un lujo.
El Mercat de Sant Antoni sigue de obras, en el provisional observé demasiados puestos cerrados (quizá por la hora). A ver si pronto se puede inaugurar el nuevo.
El Mercat de Sant Josep, o La Boquería, es maravilloso, siempre lo ha sido y siempre lo será. Ahora bien, las hordas de turistas y los precios desorbitados empeoran la visita.
El espectacular producto fresco, ese pescado, alimenta cuerpo y alma, eso sí.
El Mercat de Santa Caterina es, además de bonito en lo arquitectónico, otra interesante evidencia de que los mercados son vida.
Calidad y variedad.
En fin, que alegran la vista. Eso sí, ¡hay que controlar los precios! Los más turísticos son impagables, y puedo entenderlo pero lo detesto.
Ojalá pudiera hacer mi compra diaria en cualquiera de ellos.
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