Mismo sitio, distinto lugar.
¡Qué ganas de volver a esta mesa!
Ningún cambio.
Para beber escogimos el sedoso Muga blanco 2019 (D.O.Ca. Rioja) y el refrescante Quíbia 2019 (I.G.P. Mallorca).
Comimos:
-Crema de calabacín (muy rica)-Láminas de lomo de atún con piquillos y su pilpil (excelente plato, gran producto y buena combinación)
-Tartar de gamba de Vilanova (majestuoso, con las cabezas fritas encima y con un aliño poco invasivo, cuidada presentación)
-Ceviche de vieira y corvina (con un gazpacho que no pintaba nada ahí, ningún interés)
-Arroz Parellada (de marisco pelado, mejor de lo que lo recordaba, intenso)
-Arroz Parellada (de marisco pelado, mejor de lo que lo recordaba, intenso)
Café correcto.
Se sirvieron orujos de cortesía.
Personal muy amable y atento.
Pagamos 72 € por persona. Excesivo.
Estamos ante un restaurante que trata de marcar diferencias con otros de la zona y lo consigue. Pero en el precio se nota demasiado, claro.
Sensación global mejor que en la anterior visita, han actualizado parcialmente el concepto.
Lo dicho, referente en su ubicación.
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