Otro clásico de Sitges.
Elegimos la sala interior, aunque la terraza es apetecible.
Sala acogedora pero algo ruidosa. Decoración cuidada y agradable.
Mesas bien vestidas (en negro), copas correctas.
La carta es extensa y pretende llegar a mayorías. En cuanto a vinos lo esperado, poco interés y precio elevado. Escogí un Ermita d'Espiells 2016 (D.O. Penedés) que no me satisfizo especialmente. Acompañamos los postres con Pedro Ximénez 1927 Alvear (D.O. Montilla-Moriles).
Comimos:
-Ceviche de lubina salvaje, aceite de lima, tomate y cebolla japonesa (algo tímido, pero rico)
-Calamarcitos plancha con cebolla confitada, aceite de brasa, mayonesa de cebollino (sobraba el micromezclum, buen producto y buen trato)
-Paella “Tot Pelat” de pescado y marisco (aunque el marisco estaba algo pasado, el punto del grano y el sabor eran impresionantes, un gran arroz)
-Sacher de texturas de chocolate (contundente y complejo)
El café, nada especial.
Se sirvió orujo por cortesía de la casa.
El personal anduvo amable pero algo desbordado.
Pagamos unos 55 € por persona.
Tiene las querencias propias de estos restaurantes, pero producto y arroz compensan bastante. Presentaciones y costumbres de otro tiempo para sabores de hoy.
Salí contento, la verdad. Disfruté mucho ese arroz, servido generosamente, y con una potencia poco habitual.
Animo a cambios, claro, pero no en lo bueno.
Elegimos la sala interior, aunque la terraza es apetecible.
Sala acogedora pero algo ruidosa. Decoración cuidada y agradable.
Mesas bien vestidas (en negro), copas correctas.
La carta es extensa y pretende llegar a mayorías. En cuanto a vinos lo esperado, poco interés y precio elevado. Escogí un Ermita d'Espiells 2016 (D.O. Penedés) que no me satisfizo especialmente. Acompañamos los postres con Pedro Ximénez 1927 Alvear (D.O. Montilla-Moriles).
Comimos:
-Ceviche de lubina salvaje, aceite de lima, tomate y cebolla japonesa (algo tímido, pero rico)
-Calamarcitos plancha con cebolla confitada, aceite de brasa, mayonesa de cebollino (sobraba el micromezclum, buen producto y buen trato)
-Paella “Tot Pelat” de pescado y marisco (aunque el marisco estaba algo pasado, el punto del grano y el sabor eran impresionantes, un gran arroz)
-Sacher de texturas de chocolate (contundente y complejo)
El café, nada especial.
Se sirvió orujo por cortesía de la casa.
El personal anduvo amable pero algo desbordado.
Pagamos unos 55 € por persona.
Tiene las querencias propias de estos restaurantes, pero producto y arroz compensan bastante. Presentaciones y costumbres de otro tiempo para sabores de hoy.
Salí contento, la verdad. Disfruté mucho ese arroz, servido generosamente, y con una potencia poco habitual.
Animo a cambios, claro, pero no en lo bueno.
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