Ningún cambio, pero muchas ganas de que mis acompañantes conozcan este sitio.
Las cartas también permanecen. Bebimos Gramona Mustillant Blanc 2020 (D.O. Penedès), amable, y Abadal Picapoll 2020 (D.O. Pla de Bages) , que me parece impresionante.
-Calamares a la romana (buenísimos, un placer)-Gambas medianas salteadas (calibre irregular pero impresionante calidad, sabor y textura inconmensurables)-Parrillada de pescado y marisco (buenos productos y correcto tratamiento, destacaron el rape y la merluza)-Sepia a la plancha (excepcional y en un punto altamente satisfactorio, adictivas patas fritas)-Sorbete de limón (sin interés)-Tarta al whisky (industrial, mediocre)El café, también mejorable.
El personal andaba algo desbordado ese día, pero fueron amables.
Pagamos unos 45 € por persona.
La ubicación del restaurante es espectacular, y además permite observar la llegada de los barcos pesqueros a la lonja. Eso y su honestidad son las mayores virtudes del establecimiento.
Obviamente hay mucho margen de mejora, pero eso aquí no parece importar a nadie.
Recomendable.
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