Noche de teatro. Octubre pasado. Madrid.
Local agradable y muy concurrido. Parece que gusta en el sector cultural de la capital.
Mesas desnudas y copas correctas.
La carta es ecléctica, con preparaciones en crudo como protagonistas. En cuanto a vinos por copas, pocas opciones y precios elevados. Probé Leirana 2020 (D.O. Rías Baixas), siempre magnífico, y Finca Valpiedra Reserva 2014 (D.O. Ca. Rioja), sabroso y voluminoso.
Cené:
-Ostra con ponzu (algo plana)-Steak tartare ahumado (media ración, exquisito, con pan carasau, muy bien hecho)-Tataki de atún de almadraba con ensalada de aguacate (media ración, buen producto, plato sin interés)-Tarta de queso (no me satisfizo especialmente)El café sí me gustó.
El personal estaba sobrepasado, pero fue amable.
Pagué unos exagerados 49 €.
No sería este el sitio que elegiría yo para cenar, pero la situación lo exigió y al menos disfruté parte de la comida. El steak tartare valió por toda la visita.
Seguiré buscando.
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