En esta entrada hablaré de dos cenas en tabernas escogidas de una ciudad con una oferta gastronómica apabullante.
La primera fue en Tasca Eulalia, más concretamente en su barra.
Espacio muy concurrido y con una carta apetecible.
Manteles de papel y servilletas de papel que destiñe. A revisar.
En cambio, muy buenas copas.
Pocas opciones de vinos por copas. Probé Clos de Lôm Malvasía 2021 (D.O. Valencia), un blanco muy elegante, y Nabal Crianza 2018 (D.O. Ribera del Duero), potente y expresivo.
Comí:
-Pescadito frito de la lonja de Dénia (media ración, morralla muy bien frita, sabroso)
-Figatell de la Xara (clásico producto de la zona hecho a base del hígado del cerdo, interesante y rico)
-Atún a la plancha (extraordinario producto que merecía menos fuego y otra guarnición)
-Mousse de turrón (esperaba más)
Mejorable café final.
El personal se mostró muy amable.
Pagué unos 50 €.
La segunda de estas cenas fue en Casa Benjamín, un antiguo despacho de vinos que ofrece una experiencia marcada por su origen.
Mesas de mármol, servilletas de tela y buenas copas.
Buena selección de vinos por copas. Bebí Les freses de Jesús Pobre 2022 (D.O. Alicante), seco y muy agradable, y Mestizaje Blanco 2022 (D.O. El Terrerazo), siempre eficaz.
Comí:
-Pericana tradicional con capellán y pulpo seco (media ración, preparación típica con pimiento seco y los pescados mencionados, potente)
-Tacos de sepia con mayonesa (media ración, ligera pese a la mayonesa, muy correcta)
-Bufa blanca y negra de Els Quitos (media ración, chacinas de una carnicería local, una absoluta delicia)
Buen café.
El personal anduvo diligente.
Pagué 30 €.
Disfruté mucho estas dos cenas. Dos sitios con mucha tradición, con mucha raíz, pero que se adaptan a los tiempos y ofrecen buenas alternativas.
Altamente recomendables.
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