Uno de los sitios de moda de Madrid y además parece que se come bien. Veamos.
El local es bonito y actual, ruidoso e incómodo.
Nos sentaron en una mesa compartida frente a la cocina, así que me gustó ver al equipo en acción.
La carta ofrece una interpretación de la cocina peruana creativa y viajera. También hay un menú "Trust the chef", 60 €, pero no optamos por él. Para beber se ofrecen cócteles y una corta pero interesante carta de vinos. Probé el combinado "Titi me preguntó" que, tras ese nombre poco evocador, esconde un potente sabor a tamarindo. Optamos por Supernova Moll 2022 (D.O. Binissalem), que me pareció fresco, untuoso y equilibrado.
Vamos con la cena:
-Ostra, escabeche de ajíes (maravillosa, de los mejores aliños de ostra que he probado)
-Ceviche de calamar, yuca frita y leche de tigre de togarashi (excepcional fritura, contrastes ácidos muy acertados)
-Tiradito de mero, crema de almendras, huevas de trucha y ají panca (producto de nivel con ricos matices)
-Yakimeshi de gambones, shiso, dashi, soja y huevo (reconfortante, bien compensado)
-Lúcuma, aceite de oliva (algo plano)
El personal se mostró amable y capaz dentro del bullicio del local.
Pagamos 77 €.
La cuenta elevada y las incomodidades del local son los peajes a pagar por estar en estos sitios. ¿Compensa? Pues debo decir que me pareció todo muy bien hecho, aunque obviamente lo disfrutaría más en otro tipo de proyecto.
Pero oye, cenar bien en un formato así también es muy importante.
Ya quisieran muchas cocinas funcionar como esta, por otra parte.
Perú tiene muchas versiones y esta es poderosa.
Comentarios
Publicar un comentario