Me quedan dos cenas por contar del viaje a Biarritz de agosto de 2024.
La primera de ellas fue en Sillon, que veo que ha cerrado definitivamente.
Me pareció exquisito el salmonete con judías verdes, almendras tiernas, levístico y verdolaga. El resto de platos y el concepto en sí estuvieron bien, pero no a la altura de expectativas y precio.
Bebí Lucien Crochet Sancerre 2022 (Sancerre A.O.C.), cítrico y elegante, y Mauvais Temps 2022 (I.G.P. Aveyron), un tinto jugoso y vibrante.
Servicio lentísimo.
Pagué 85€.
En Carøe la inspiración es nórdica y marina. Y me encantó.
El zuke de atún rojo con ponzu me pareció sublime, el rape a la brasa con hierbas también era impresionante y el yakitori de gallineta oceánica, algo menos logrado.
Probé el P'tit Chardonnay Les Vigneaux Hélène & Christophe Comte 2023 (Ardèche, Vin de France), anisado salino, y Les Raisins de l'Amitié Damien Laureau 2023 (Savennières, Vin de France), un chenin blanc tenso y floral.
Pagué 72 €.
En verano, la ciudad está llena de buenas opciones. Hay que ir.
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