Uno de los chinos más antiguos de Madrid, decoración renovada y asesoramiento de Yong Ping Zhang, Julio (del que tanto me gustó Lamian)... Suficientes atractivos para una visita.
El local ha quedado precioso, es un hecho. Decoración colorista y oriental actualizada.
Se nos asignó una mesa muy pequeña para tres personas.
Mesas desnudas y servilletas de papel. Copas mejorables.
La carta es muy amplia y ofrece cocina china con toques creativos. En lo enológico, pocas referencias y precios elevados. Este apartado requiere revisión completa. Bebimos El pájaro rojo 2015 (D.O. Bierzo), únicamente correcto.
Cenamos:
-Aperitivo (masa frita, agradable)
-Chunquan El Buda Feliz (rollitos con lomo de cerdo, fideos, churros y cebollino, muy ricos)
-Zi jin qie zi pi dang xin ren (berenjenas, huevo de pato milenario y almendras, muy auténtico y conseguido)
-Gyoza xia rou (masa pegada a la hoja que hacía de fondo, un fracaso absoluto pese a que el sabor no estaba mal)
-Langostinos crujientes (servidos con migas fritas, nada especial)
-Chuan yi kao ya (las crepes de indu también llegaron pegadas a la vaporera en dos ocasiones, un despropósito, el pato demasiado seco aunque sabroso)
-Eclaire de té verde (elegante y acertado)
El personal se mostró desbordado y sin poder dar soluciones a los problemas que iban surgiendo. Un desastre.
Pagamos unos 30 € por persona.
Importante decepción. Hubo buenos platos y el sitio es muy apetecible, pero los errores son impropios de un restaurante con aspiraciones. Quizá fue un mal día, pero lo cierto es que fueron débiles en lo que deberían ser fuertes.
Disfruté preparaciones y ambiente, pero la sensación final deja muchas sombras.
Una pena.
El local ha quedado precioso, es un hecho. Decoración colorista y oriental actualizada.
Se nos asignó una mesa muy pequeña para tres personas.
Mesas desnudas y servilletas de papel. Copas mejorables.
La carta es muy amplia y ofrece cocina china con toques creativos. En lo enológico, pocas referencias y precios elevados. Este apartado requiere revisión completa. Bebimos El pájaro rojo 2015 (D.O. Bierzo), únicamente correcto.
Cenamos:
-Aperitivo (masa frita, agradable)
-Chunquan El Buda Feliz (rollitos con lomo de cerdo, fideos, churros y cebollino, muy ricos)
-Zi jin qie zi pi dang xin ren (berenjenas, huevo de pato milenario y almendras, muy auténtico y conseguido)
-Gyoza xia rou (masa pegada a la hoja que hacía de fondo, un fracaso absoluto pese a que el sabor no estaba mal)
-Langostinos crujientes (servidos con migas fritas, nada especial)
-Chuan yi kao ya (las crepes de indu también llegaron pegadas a la vaporera en dos ocasiones, un despropósito, el pato demasiado seco aunque sabroso)
-Eclaire de té verde (elegante y acertado)
El personal se mostró desbordado y sin poder dar soluciones a los problemas que iban surgiendo. Un desastre.
Pagamos unos 30 € por persona.
Importante decepción. Hubo buenos platos y el sitio es muy apetecible, pero los errores son impropios de un restaurante con aspiraciones. Quizá fue un mal día, pero lo cierto es que fueron débiles en lo que deberían ser fuertes.
Disfruté preparaciones y ambiente, pero la sensación final deja muchas sombras.
Una pena.
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