Hace un par de años tomamos un aperitivo en este restaurante y me gustó, así que opté por él para una de las cenas del viaje.
Terraza acristalada.
Manteles individuales, servilletas de papel y copas mediocres.
La carta ofrece diversas opciones con los productos de mar como protagonistas. Muy apetecible. En lo referente a vinos, poco interés y precios contenidos. Escogí el interesante Albet i Noya Lignum Blanc 2021 (D.O. Penedès).
Cenamos:
-Pescadito frito (boquerones, en realidad, bien fritos, delicia humilde)
Correcto café final.
El personal, amable.
Pagamos 33 € por persona.
Parece una propuesta honesta, directa y apta para públicos amplios. Todo lo que sale de esa cocina apetece, ciertamente.
A veces, eso exactamente es lo que se busca. Y aquí se encuentra.
Recomendable.
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