Estamos ante un concepto infrecuente en zonas de playa, un bar de cócteles y vinos donde también hay comida interesante. Tenía ganas de conocerlo.
Local estrecho y abigarrado.
Mesas bien vestidas y copas adecuadas.
Carta corta y apetecible basada en producto de calidad. En lo enológico, variedad, eclecticismo y precios elevados. Escogí Torre del Veguer Maricel2021 (D.O. Penedès), un monovarietal de malvasía de Sitges aromático y untuoso.
Cenamos:
-Ostra con aire de piparra ahumada y manzana ácida (buen calibre y acertados contrastes, frescura y elegancia)-Lubina ahumada con vinagreta (excepcionales punto y sabor del pescado, la vedette de la noche, una pequeña maravilla)-Tartar de atún rojo bluefin con ajoblanco y huevas de arenque (magnífico producto y buen aliño, pero lastrado por un exceso de tomate en tan exigua ración)-Gambas rojas a la sal (estupendo marisco muy bien tratado)-Trufas y carquinyolis (delicados, buena idea para compartir)Agradable café y mejor boulevardier final. El nivel de coctelería me satisfizo.
El personal anduvo atento.
Pagamos unos 40 € por persona.
Me gustó el concepto. Más producto que cocina, pero se ven buenas maneras. Solo observo que los precios son excesivos, por desgracia.
El mimo en el servicio del vino y en la factura de los combinados eleva, y de qué manera, la percepción final del comensal.
Recomendable.
Comentarios
Publicar un comentario