Vuelta a un restaurante que me dejó un buen recuerdo.
En lo sustancial, sin cambios.
Manteles individuales algo incómodos. Copas correctas.
Carta centrada en productos marinos y arroces. Persisten, en lo enológico, poco interés y precio elevado. Escogí el refrescante Parxet Brut (D.O. Cava) y el afrutado Can Feixes Selecció Blanc 2021 (D.O. Penedès).
Comimos:
-Ceviche Acapulco (langostinos y vieiras, le añadiría lima y le quitaría tomate pero estaba rico y especialmente la vieira elevaba el conjunto)-Pulpo gallego (es muy gratificante probar una versión de este plato tan bien hecha como esta, absolutamente apasionante)El café no pasará a la historia.
Se sirvió orujo por cortesía de la casa.
El personal, atento y capaz.
Pagamos unos 53 € por persona.
La impresión general es que los platos han sufrido una evolución y son más actuales y más refinados todavía. Qué bien.
Todavía queda, pero ese es el camino.
Uno espera aquí producto y confort, y lo encuentra, no cabe duda.
Adelante.
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