Estamos ante una de las barras más estimulantes de la capital en estos tiempos inciertos. Era agosto y la idea, un aperitivo rápido e informal.
Espacio pequeño y no muy cómodo, pero se obvia.
Las croquetas de jamón ibérico, “Mejor croqueta de jamón ibérico del mundo” por Madrid Fusión 2018, son la absoluta locura, sabrosas y con una textura delicada. Casi en el límite de la forma, ¡qué técnica!
El torrezno al estilo soriano con mojo verde canario no se queda atrás. Crujiente y muy bien terminado con esas salsa ácida y fresca. Una delicia.
Bebimos una copa de Jumenta 2018 (D.O. Almansa), que resultó cremoso y equilibrado.
Pagamos unos 9 € por persona.
Me encantó y ahora tengo la necesidad de volver a esa casa. Esta toma de contacto es de las que dejan ganas de mucho más.
Ya queda menos.
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