Disfruté mucho la visita a Saint-Émilion, ese pequeña gran capital del vino. Para comer, elegí este restaurante con aspiraciones. Veamos.
Situado en el centro del pueblo, posee una bonita sala y una agradable terraza. Buena colección de arte.
Se me asignó una mesa en el interior y lo cierto es que hacía calor.
Mesas desnudas, servilletas de hilo, hermosa vajilla y maravillosas copas.
Se ofrecen varios menú y hasta algún plato para añadir a los mismos. Escogí el del día, el más corto, Retour du Marché, que cuesta 36 €. En lo enológico, carta apasionante como no puede ser de otro modo en la localidad. Escogí una copa de Château Pindefleurs 2016 (A.O.C. Saint-Émilion Grand Cru), que me encantó, fragante y sabroso.
Comí:
-Mantequilla con polen y piment d'Espelette (muy bien trabajada y acompañada de un gran pan, curiosa)-Huevo, setas de pie azul y coliflor (todo ello en una sopa de hierbas frescas exquisita, conseguida elaboración)-Poitrine de pato de la Famille Laborde con frutas y verduras y jugo de fresa (espectacular producto tratado como se debe, matices satisfactorios)-Hojaldre de ciruelas y sorbete de saúco (y también higos, postre bien ejecutado)Con el café, solo correcto, se sirvieron unos ricos petit-fours (pâte de fruit de higo y una especie de nougat con chocolate envuelto en papel comestible).
El personal se mostró eficiente y amable.
Pagué 56 €.
Presentaciones hermosas, detalles cuidados, productos seleccionados y tino en las combinaciones. Todo para llegar al éxito. Es indudable que este restaurante tiene muchas posibilidades de cara al futuro.
Camille y Soufiane entregan una cocina de mercado sofisticada y sabrosa. Qué alegría da descubrir estos proyectos.
Habrá que estar atento.
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