Muy cerca del puerto y con una propuesta sugerente. Ahí voy.
Local curioso, no lo veo acorde a la propuesta. Diáfano y, en la planta de arriba, cómodo.
Mesas bien vestidas y especialmente confortables. Copas muy adecuadas.
La oferta va más allá de su nombre, aunque esa es la esencia, y la creatividad es el hilo conductor. Hay carta y dos menús. Escogí el largo, el Degustación (95 €) con la armonía de vinos (40 €). La parte líquida se compuso de Wittmann Riesling Trocken 2022 (V.D.P. Rheinhessen), jugoso y fresco, Adorado de Ménade (V.T. Castilla y León), siempre buena idea en estos menús, Saint Clair Wairau Reserve Sauvignon Blanc 2021 (Marlborough, Nueva Zelanda), sorprendentemente expresivo, Arbui Blanco 2021 (D.O. Alicante), equilibrado y tropical, Gran Caus Rosado 2022 (D.O. Penedés), sabroso y estructurado, UNO 2020 (D.O. Valencia), varietal y untuoso y Bassus Pinot Noir Dulce 2022 (D.O. Utiel-Requena), un caramelo de fresa para adultos.
Llega lo bueno:
-Empanadilla de clóchina “tigre” (rica)
-Bonito de grasa con nabo encurtido (agradable)
-Cremoso de queso de oveja con sardina ahumada (gran bocado)
Aquí se sirvió pan de pasas de la zona y aceite Castillo de Canena. Hubiera preferido uno local.
-Albedo helado de cidra con quisquilla y vichyssoise cítrica (descomunal plato, contrastes y producto, me encantó)
-Ostra Gillardeau en salpicón (quizá demasiado ruido para una ostra que suena bien tocando sola)
-Crudo de ventresca de atún rojo en jugo de tomate embotado, bombón de tomate seco y tonyina de sorra (una secuencia de muchos kilates, maravilloso atún con el interesante punto del tomate embotado, la preparación principal es tan bonita como golosa)
-Espardenyes en salsa de mantequilla de oveja y caviar (para comerte decenas, delicada y con la nobleza propia del marisco)
-Gamba amb bleda (otra versión del plato clásico, intenso y conseguido)
-Figatell de pescadilla con ortiguilla de mar (otro equilibro arriesgado pero del que sale airoso, delicioso)
-Arroz de "batre" con escupinyas (más tradición renovada, con trufa de verano, muy buen punto y tremendo sabor)
-Peix & Brases (mero a la brasa de sarmiento, puré de boniato y pulpo seco, textura del pescado para el recuerdo)
-Cremoso de zarzamoras y helado de higuera (servido junto a un jugo de moras fermentado, más curioso que bueno)
-Pastisset de almendra marcona con crema de mandarina (de nuevo los recuerdos, técnica bien aplicada)
Decepcionante café.
Apabullante carta de whiskys. Opté por un Isle of Jura 10, que disfruté.
Pagué unos 162 €.
Una de las comidas del año. Sin duda.
Había leído opiniones encontradas al respecto de este restaurante, pero no vi ningún motivo para las negativas.
El entorno, el producto y unos aires de refinamiento. Vamos, lo que funciona solo cuando está bien hecho. Y aquí lo está.
Criterio y técnica.
Platos como el atún, los pulpitos o las quisquillas se quedan grabados a fuego en la memoria. Y ese mero, y esas espardenyes...
Una mirada diferente y eficaz.
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