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Malena, Gimenells (Lleida)

Restaurante ubicado en un pequeño pueblo de la provincia de Lleida, en una antigua vaquería.
Sala pequeña, con respeto al entorno.
Mesas bien vestidas, copas correctas.
Se ofrece cocina de autor con cierta referencia a la cocina clásica de la zona. Hay carta y dos menús. Elegimos el llamado "De la pizarra" (40 € más IVA). En lo enológico, carta no muy larga y con protagonismo de vinos catalanes. Escogí Biu de Sort Negre 2016 (D.O. Costers del Segre), un sabroso vino de altura.
Comimos:
-Homenaje a los alimentos primarios (un muy buen pan hecho en casa, al que luego se añadió otro de granada, aceite Olicatessen y sal de Naval (Huesca), agradable comienzo)
-Almendras tiernas a las cuatro pimientas (trampantojo con mejor sabor que técnica)
-Xolís del Pallars con pan con tomate (conseguido)
-Bastoncitos de pipas (bien hechos)
-Navaja, judías verdes y aire de mandarina (muy adecuada combinación)
-Foie, boletus y Oporto (una de las armonías más evidentes y que aquí se hace de manera muy efectiva)
-Huevo, níscalos y gamba (pese a la notable textura del huevo el plato es fallido por exceso de sal y sequedad del crustáceo)
-Esferas de escalivada, menjar blanc y helado de anchoa (platazo, tanto las partes como el todo están a gran nivel, helado inconmensurable)
-Atún en escabeche, tomate confitado y espuma de leche de cabra (muy rica preparación)
-Cordero lechal asado con canela y pimienta y acabado a la brasa (una delicia absoluta, impresionante sabor)
-Yema de regaliz, gominolas de café y sorbete de mandarina (salvaría la yema, pero el postre está deslavazado)
El café, y sus dulces, fueron un buen final.
El personal anduvo atento.
Pagamos 62 € por persona.
La impresión general fue algo desigual. Tanto espacio como cocina invitan al disfrute, pero hay inesperados altibajos.
No obstante, parece un sitio al que ir si se busca una cocina creativa basada en la tradición. Me quedo con la parte buena y ahí se ven buenas ejecuciones y mejores ideas.
Merece una oportunidad.

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