Restaurante que propone una cocina que une tradición china, matices peruanos y productos del entorno en Lleida.
Local estrecho y con decoración asiática.
Mesas desnudas, pequeñas y demasiado próximas entre sí. Servilletas de tela y copas mejorables.
La carta es amplia y desarrolla la propuesta mencionada. Solo hay menú del día, no degustación. En lo enológico, pocas opciones y escaso interés. Escogí Parés Baltà Honeymoon 2021 (D.O. Penedès), un vino singular y aromático.
Comimos:
-Cóctel de bienvenida (agradable)-Ceviche de lubina (con cebolla morada, aguacate, fruta de la pasión y chips de yuca, le sobra dulzor y le falta acidez, buena textura del pescado)-Nems de langostinos en tempura (con queso crema, pimiento rojo y lechuga, ricos, aunque quitaría el queso)-Dumplings de cerdo y sobrasada ibérica con miel (muy sabrosos)
-Dumplings de tortilla de patata con cebolla y sal de jamón ibérico (masa conseguida, relleno algo soso)
-Bao de panceta con teriyaki y mejillones en escabeche (masa correosa y salsa demasiado protagonista, pero conjunto agradable)-Rollitos de primavera de rabo de toro (y setas chinas con salsa huancaína (intenso, bien hecho)-Flan chino de Oreo con helado (nombre incomprensible, pues no se parece en nada a un flan, correcto)Buen café final.
El personal se mostró amable.
Pagamos alrededor de 40 € por persona.
Lo pasamos bien en una comida diferente, bien presentada y moderadamente buena. Todo es comercial y atenuado, pero aplaudo el buen gusto y el resultado de algunas preparaciones.
El mecanismo se ve perfectamente engrasado y todo es eficaz y apto para públicos amplios.
El grupo Macao tiene varios restaurantes y creo que el nivel es bastante aceptable.
Opción adecuada en la ciudad.
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