Visitar bodegas suele apetecerme siempre, así que en mi último viaje a La Rioja aproveché la ocasión.
La primera elegida fue Vivanco, que me habían recomendado mucho. Y qué bien, la verdad.
El precio, 25 €, incluye la visita libre al extensísimo museo y la visita guiada a la bodega. Con la cata, claro.
Impresionantes instalaciones en las que se puede aprender mucho sobre la historia y el presente de la viticultura y del mundo del vino.
Tras las explicaciones, probamos el crianza y el reserva. Magníficos.
Disfruté mucho.
También pude conocer Bodegas bilbaínas, que fue una grata sorpresa.
La bodega antigua, los calados y la actual tecnología conforman una experiencia muy completa.
La visita, también 25 €, incluye la cata de tres vinos mal acompañados por un queso industrial y galletitas saladas mediocres.
Probamos el crianza, el reserva y el Viña Pomal Selección 106 Reserva 2018 (D.O.Ca. Rioja), que me gustó mucho.
Faltó algo de explicación en este momento.
También recomendable.
El enoturismo siempre deja buenas sensaciones.
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