De la misma propiedad que Nublo, pero con muy diferente propuesta, encontramos este bonito restaurante en Haro.
Sala pequeña, tradicional y acogedora.
Mesas bien vestidas y copas adecuadas.
La carta ofrece producto local y elaboraciones sencillas. Muy apetecible. En lo enológico, opté por copas y bebí THM Blanco 2021 (D.O.Ca. Rioja), un vino complejo y satisfactorio, y Tihom 2019 (D.O.Ca. Rioja), sedoso e intenso.
Comí:
-Patatas aliñadas (aperitivo del día, correctas)
-Revuelto de perrechicos con piñones (jugoso y delicado)
-Pimientos asados (de guarnición, impresionantes)
-Falda de cordero (asombrosa, asada, crujiente y con un sabor maravilloso)
-Limón helado (rico, muy bien hecho)
Gran café final.
El personal se mostró muy amable.
Pagué unos 50 €.
Disfruté mucho de esta tradición bien entendida, de estos fuegos puestos al servicio de productos del entorno y de esta alegría.
Un complemento perfecto para Nublo y para el comensal.
Larga vida.
Comentarios
Publicar un comentario