Las múltiples cocinas chinas me apetecen siempre. Una visita a Madrid en octubre pasado era buen momento para satisfacer ese deseo.
Opté por este restaurante de cocina sichuanesa buscando autenticidad y sabor.
Local grande y con agradable decoración. Oriental pero más actual.
Mesas desnudas y servilletas de papel.
La carta es amplia y ofrece preparaciones típicas de esa región. Bebí Tsingtao, como casi siempre en estos sitios.
Cené:
-Pepino con salsa picante (rico entrante, curioso equilibrio, salsa de chiles y pimienta de Sichuán y cacahuetes alegran el plato)-Sopa wan tun picante (espectacular, potente y a la vez compleja, la pasta está rellena de ternera, aunque no pude aclararlo del todo)
No tomé postre.
El té de jazmín me encantó.
El servicio fue correcto.
Pagué unos 30 €, pero se puede cenar por mucho menos.
La experiencia fue tan buena como yo pretendía, y eso no es poco. Esos sabores intensos, esas texturas delicadas... Todo.
Creo que es una magnífica opción para disfrutar de ese mundo gastronómico.
No os lo perdáis.
Comentarios
Publicar un comentario