Qué ganas de Málaga y qué ganas de conocer este restaurante...
Cena de amigos.
Local pequeño y algo incómodo, maderas blancas y buen ambiente.
Mesas desnudas y copas correctas.
La casa de comidas de Dani Carnero ofrece buenos productos y preparaciones clásicas unidas a la vanguardia. Apetece todo muchísimo. En lo enológico, carta corta con protagonismo para la zona y vinos bbien escogidos. Bebimos Mountain Blanco 2018 (D.O. Sierras de Málaga), expresivo y refrescante, y Cortijo los Aguilares Pago el Espino 2018 (D.O. Sierras de Málaga), singular y muy sabroso.
Cenamos:
-Nuestra clásica ensaladilla rusa con tacos de jamón (asombrosa, pura seda)-Salmonete de Barbate en sashimi con mortero de sus interiores (plato de platos, luego se pasa el soplete y se moja en un majado de sus interiores que es gloria pura, disfrute absoluto)-Mollete del Obrador Máximo de atún de almadraba con mayonesa de pisto (el bocadillo más sabroso del mundo, impresionantes pan y atún y agradables matices)-Chuletillas de chivo lechal malagueño con fritá de papas y ajos (ricas, muy buenas patatas fritas)-Tocino de cielo (elegante)-Tarta de queso (particularmente deliciosa, buena textura)Café solo correcto.
El personal se mostró amable y capaz.
Pagamos unos 50 € por persona.
Me encantó la propuesta, informal pero tremendamente pulcra y apta para tanto para públicos amplios como para paladares más cultivados.
La idea es ganadora, no cabe duda.
Málaga tiene opciones maravillosas, pero esta es una de las principales.
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